lunes, 26 de septiembre de 2016

Reforma o Revolución en Salta

Pautas para el optimismo
José Armando Caro Figueroa
Los especialistas en abrir grietas en nuestra sociedad provinciana pretenden que la edad biológica de las personas determina sus ideas políticas o, incluso, su respetabilidad. Hay quienes pretenden que los mayores portan siempre ideas viejas, y que, por el contrario, sólo los jóvenes están en condiciones de innovar. Hay también entre nosotros quienes descalifican a los jóvenes y sueñan con un espacio político en donde mandan las “vacas sagradas”.
El encuentro celebrado el pasado 20 de setiembre en la sede de El Tribuno vino a desmentir, una vez más, a estos fabricantes de antinomias.
Tres panelistas muy jóvenes pusieron ideas frescas y enfoques novedosos ante un auditorio variopinto y cualificado. Reflexionaron sobre los problemas que arrastra Salta, poniendo énfasis en el papel de las instituciones (Facundo FERES), en las dimensiones y características de la pobreza (Carla AREVALO), y en el papel de la educación, la innovación y las nuevas tecnologías (Álvaro BENAVIDEZ).
Me parece oportuno destacar aquí que el director de El Tribuno (Sergio Romero) y los miembros del grupo “Salta en un Mundo en Cambio” vienen desde hace tiempo generando un clima de libertad y de respeto a lo diverso. Un clima que facilita este tipo de experiencias en donde conviven los enfoques académicos con la toma de posiciones dictadas por los valores, las trayectorias y las particulares visiones de aquellos que se suman a los intercambios y a los debates.
Cuando, de tanto en tanto, me asaltan ideas pesimistas sobre el futuro de los salteños en el mundo, este tipo de encuentros con gente sana e inteligente me permiten retomar la senda del optimismo. No todos hemos caído en la negligencia cívica. Los aplaudidores de poderosos provincianos son minoría. Aunque la oposición política al régimen antirrepublicano que gobierna Salta aparezca desdibujada, no puede decirse que el Señor de Las Costas haya logrado imponer un pensamiento único. 
Son legión los salteños (nativos o por opción) que conservan el espíritu crítico; que mantienen su adhesión a la cultura del trabajo, y que desean vivir en una sociedad pujante, segura y cuyas relaciones transcurran dentro de la Constitución y de las leyes. Me atrevo a sostener que la mayoría rechaza el clientelismo que manipula la pobreza y repudia los vicios que paralizan nuestra producción y nuestras vocaciones por crear, innovar.
Es difícil, a estas alturas, encontrar personas inteligentes que piensen que el bienestar general y la felicidad individual hayan de depender de un señor que enfáticamente diga que quiere hacer realidad nuestras esperanzas.
Las ponencias y mis apuntes
Facundo FERES puso de manifiesto las inexcusables relaciones entre las instituciones de la república, el empleo productivo y el bienestar. En este sentido, es bueno apuntar que gran parte de nuestros fracasos tiene que ver con la aceptación por parte del Gobierno Provincial de la política unitaria que nos esquilmó y asfixió en la primera década de este siglo. Como bien recuerda el PLAN BELGRANO, sacar al Norte argentino de su actual y penoso estancamiento demanda grandes inversiones de la Nación en materia de infraestructura, pero también una reforma política que elimine el feudalismo y los “gobiernos de familia” que nos avergüenzan. 
A su vez, Carla AREVALO mostró la magnitud de la pobreza que azota Salta (sobre todo a los departamentos de Rivadavia y Santa Victoria Este, en donde los indicadores son impropios de una sociedad civilizada y humanista). Nos explicó la necesidad de abordar el problema en sus múltiples dimensiones. Pienso que urge abandonar propuestas que ven la pobreza como un asunto sólo económico (que, por tanto, se resuelve transfiriendo rentas o instalando letrinas), para abarcarla en sus dimensiones espirituales, familiares, culturales y humanas.
La exposición de Álvaro BENAVIDEZ se centró en los aportes que las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones pueden brindar (también en Salta) a la educación y, como no, al proceso productivo. Su idea de un “polo tecnológico” dejó inquietudes e interrogantes (que no podían ventilarse en la breve jornada), pero abre un camino que desborda los discursos oportunistas y vacíos que (como ocurre en el Poder Judicial de Salta) piensan que poblando las oficinas de pantallas y PC nos situamos a la cabeza del mundo.
De alguna manera, las exposiciones, las preguntas y el debate que transcurrió en Limache, prefiguran la otra mirada posible de la que nos habla Lucrecia MARTEL. Una mirada no pegada a tradicionalismo y capaz de posarse sobre “la música, la narración oral, el canto, la literatura, el cine, la televisión, la democracia, la política, el trabajo de funcionario público, el comercio, el amor, el desamor”. Pienso, con nuestra genial cineasta, que debemos ponernos en estado de alerta en contra del “derroche, el nepotismo y la pereza, que suelen venir juntos, envuelto en miseria”.
El desafío (pendiente) consiste en encontrar un camino, un programa y los liderazgos que nos saquen de este marasmo (que contiene aristas terribles como las que explicó un asistente hablando de su ORAN contemporáneo). En los pasillos, recibí dos sugerencias inquietantes: Una inspirada en ENZENSBERGER: “Necesitamos un héroe de la retirada” (que desarme el régimen desde adentro y facilite el desembarco en Salta de los valores y las instituciones de la República).  La otra, citando a PAULSON: “Necesitamos una revolución protagonizada por una elite como la China de Deng Xiaoping, que sea capaz de construir un consenso democrático alrededor de una nueva provincia”.