jueves, 15 de noviembre de 2012

El caballo del comisario cabalga en los tribunales salteños


Una de las razones por las que el pasado día 8 de noviembre miles de salteños salimos a la calle a protestar y peticionar fue la peligrosa situación por la que atraviesa la Justicia nacional y local. No es ocioso recordar que, de la existencia de jueces independiente, probos, cualificados y eficaces, dependen la libertad, el patrimonio y el honor de todos y de cada uno de nosotros.
Quienes aspiramos a vivir en una democracia presidida por la Constitución nacional estamos preocupados e indignados por la suerte de un Poder Judicial con amplios espacios sometidos a las injerencias del Poder Ejecutivo. Nos preocupa la escasa vocación de algunos magistrados y abogados por defender la independencia de los jueces.

La infeliz circunstancia de que estas amenazas y debilidades del que debería ser un Poder insospechado vengan desde lejos en nuestra historia institucional, no es argumento para para resignarnos frente a un fenómeno que indigna.
Los círculos que manejan los resortes del poder en la Provincia de Salta se han preocupado, desde siempre, por controlar la designación y el desempeño de los magistrados. Sobre todo cuando deben atender asuntos privados o institucionales en donde se ventilan los intereses del Poder o de quienes viven a su sombra y bajo su amparo.

Este vicio que nos empobrece como sociedad, tiene mucho que ver con la falta de vocación republicana de quién ejerce la primera magistratura. También con la facilidad con la que los intereses privados, incluso los ilegítimos, se entremezclan con el poder por la vía del financiamiento de las campañas políticas y de los negocios con dineros públicos. Tiene que ver con la estructura de una sociedad en donde todavía los lazos familiares y de amistad condicionan el ejercicio de los cargos públicos.

Sorprende que muchos abogados terminen tolerando una situación que quiebra incluso el principio de igualdad de oportunidades, en tanto quienes tienen asuntos litigiosos se ven forzados a orientarse hacia los bufetes y despachos con llegada al recinto del Gran Poder
La lacra institucional que representa una Justicia amenazada en su independencia se conecta, además, con la Ley Electoral de la Provincia que fabrica híper mayorías legislativas que facilitan el control de los jueces por el Gobernador. Los salteños deberíamos pensar en la necesidad de reformar la composición del Consejo de la Magistratura para garantizar su integración por personas insospechadas e idóneas para cumplir tan alto cometido.

Este desborde antidemocrático resultará potenciado ni bien el Gobernador logre poner en marcha el mecanismo para jubilar a decenas de jueces y magistrados. Será su gran oportunidad de reforzar el control en beneficio de sus amigos. Me permito recordar que el Gobernador de turno no debería tener más abogado que el Fiscal de Estado.
Cuando el caballo del comisario cabalga en los estrados judiciales, estamos todos en peligro

(Para FM ARIES)