jueves, 16 de julio de 2009

La sana costumbre de "tomar distancia"

Los salteños organizamos nuestra vida de relación en diferentes niveles de proximidad. Como todo el mundo. Pero hemos construido estilos propios de acercamiento o lejanía.

Disfrutamos, por ejemplo, de la intimidad que propician los amores; rechazamos la distancia del autócrata parapetado detrás de vidrios oscuros. Unos promueven la camaradería. Otros creen aristocrático alejarse de quienes no gozan del privilegio de ser sus parientes.

Hay proximidades desagradables, como las que provoca el tuteo de los confianzudos; y distancias irritantes, como las fundadas en criterios de clase, de poder o de riqueza, o las que crean las vacas sagradas y los opas solemnes.

Pero quiero abordar hoy el tema de las distancias que imponen la urbanidad, los buenos modales y la higiene. En Salta la masificación y el populismo están generalizando las fórmulas más vulgares de proximidad.

No me refiero ahora a nuestra condición de sociedad sin escalafón que tan bien describe el tango Cambalache, sino al abandono de ciertas distancias vitales.

Aludo a esa complacencia con el amontonamiento en espectáculos, oficinas y colectivos; a la inobservancia de la distancia mínima en colas y mercados; al abuso del abrazo y al reemplazo del apretón de manos por el impúdico beso entre varones; al abandono de la sana costumbre escolar de formar fila tomando distancia.

Asistimos también a una excesiva proximidad verbal. Dejo de lado los susurros amorosos y el cálido lenguaje de la fraternidad, para criticar al irreverente tuteo o voseo.

En Salta, ciudad de imaginarios doctores, donde era habitual el trato de usted, incluso en el ámbito familiar, se escuchan estas frases: “mostráme tu DNI abuelito” (en las oficinas muncipales); “qué hora es jefecito” (en la peatonal Alberdi); “que va llevá, papá” (en el mercado San Miguel); “le vuá debé 10 centavos mamita” (en la panadería); “correte pa’dentro hermanito” (en el ómnibus).

Don José Fernández Molina (profesor de lengua castellana, poeta culto, autor de la célebre serie radial "Perdone que lo interrumpa") se avergonzaría de esta deriva guaranga.

(Para FM Aries)

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