lunes, 23 de noviembre de 2009

Duchas de 3 minutos

Aunque aprendemos en la escuela que el agua es un recurso escaso, actuamos como si fuera infinito. El común de los salteños derrocha agua y cree que las campañas de ahorro exageran defendiendo oscuros intereses.

Abusa del agua quién llena su pileta de natación en tiempos de sequía. Quien no arregla sus grifos y cañerías. El caballero que lava los platos y deja la canilla abierta mientras habla por teléfono. Las parejas que se sumergen en los jacuzzis de los lujosos hoteles por hora. O aquel que riega la cancha de futbol para perjudicar al adversario.

Abusan, desde luego, los así llamados “señores del agua” que disfrutan de generosas concesiones hechas antaño por el Estado para regar sembradíos hoy inexistentes.

Pero también la empresa de aguas cuando no repara las averías o no invierte en acueductos y redes. O cuando no define un régimen de tarifas compatibles con el buen uso y con el interés colectivo.

Y, como no, los gobiernos que, pese a las evidencias de escasez, no promueven la construcción de diques y embalses que recojan las generosas lluvias de la región para ponerlas luego al servicio de la producción y de los hogares.

Frente a una “pertinaz sequía” el comandante Hugo recomienda enfáticamente a los venezolanos ducharse en tres minutos y abandonar la perniciosa costumbre de cantar bajo el agua.

Semejante orden bolivariana ha sido vista, por muchos cronistas argentinos, como una manifestación más de un régimen que sofoca las libertades.

Sin embargo, debo coincidir esta vez, y sin que sirva de precedente, con el comandante Hugo. Más allá de las ideologías, comprobé que una ducha de 3 minutos es suficientemente higiénica.

Haga usted la prueba, al menos en tiempos de sequía.

(Para FM Aries)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sindicatos libres, huelgas reguladas

(Inserto a continuación el artículo que publicó el diario CLARIN de Buenos Aires en su edición de 17 de noviembre de 2009, bajo el título "Huelgas y responsabilidad oficial")


A raíz de acciones de protesta que dañan grandemente a los ciudadanos, la señora Presidenta de la Nación ha dicho que es partidaria de mantener el orden pero sin recurrir a los palos.

Esta frase no refleja lealmente la responsabilidad que cabe a su Gobierno en muchos de los conflictos; al menos en aquellos que tienen naturaleza sindical.

Bienvenida la defensa obrera de la libertad sindical

Hasta hace algún tiempo, hablar de libertad y democracia sindicales era asunto propio de “intelectuales europeizados”, cuando no de “neoliberales empecinados en debilitar a la clase obrera”.

Afortunadamente para la república esas banderas están siendo enarboladas hoy por un creciente número de trabajadores, como lo acreditan las acciones de la CTA y las movilizaciones en METROVIAS, KRAFT y EL TABACAL.

Asistimos a un giro respecto de la historia reciente de la conflictividad laboral en la Argentina, centrada en los salarios. Esta incorporación de la defensa de las libertades fundamentales como objeto de la acción sindical es (o debería ser) una buena noticia para los demócratas.

Centrándome en la huelga de los trabajadores del subterráneo de Buenos Aires, diré que buena parte de la responsabilidad en el enconamiento del conflicto hay que atribuirla al Ministerio de Trabajo que se obstina en incumplir la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales, desoyendo a nuestra Suprema Corte.

Nadie ignora que tal empecinamiento está vinculado a los compromisos políticos que ligan al Gobierno con la CGT oficialista liderada por el señor Hugo Moyano, inaceptables en un Estado de derecho donde incluso los acuerdos corporativos han de subordinarse a la Constitución.

Adviértase además el extremismo del sindicalismo oficial que resiste la “simple inscripción” de organizaciones que no le son afines, a sabiendas de que la vigente ley (en normas también inconstitucionales) cierra el paso a quienquiera se proponga competir con el sindicato con “personería gremial”.

Tildar de izquierdistas a los trabajadores que buscan organizarse saltándose los estrechos márgenes del monopolio sindical, ignora que en el mundo desarrollado gran parte de los sindicatos son de izquierda. Tan ridícula acusación recrea una vieja maniobra de las épocas más tristes de nuestra historia, fruto de conocidos pactos negros entre los viejos sindicalistas con los empresarios desde siempre adscriptos al poder.

Las formas y los cauces del derecho de huelga

Todo parece indicar que en la opinión pública se abre paso la idea de que es preciso respetar la Constitución y dejar que los trabajadores se organicen sin tutelas ni cortapisas estatales.

Sin embargo, esa misma opinión pública rechaza modalidades de huelga que considera, con razón, abusivas; tales las llevadas a cabo sin preaviso, por períodos prolongados, con ocupación de centros de trabajo o de lugares públicos, sin garantizar los servicios mínimos en sectores esenciales para la vida en común, o muchas veces violentando la correlativa libertad de trabajar que ampara a quienes deciden no acompañar las medidas de fuerza.

En estas prácticas abusivas hay, que duda cabe, mucha responsabilidad de los propios trabajadores, que no encuentran los caminos para hacer compatibles sus derechos con otros de igual o superior rango constitucional.

Pero no es razonable olvidar la cuota que cabe a ciertos empresarios reacios a negociar con sus trabajadores. Ni la que cabe a quienes en 2004 decidieron aprobar el artículo 24 de la Ley 25.877 liberalizando hasta extremos imprudentes el ejercicio del derecho de huelga.

Dicho de otro modo: Las huelgas abusivas se producen al amparo de una legislación que permite tales desbordes, privando al Estado democrático y a la sociedad de imprescindibles herramientas para regular y encauzar los conflictos, sobre todo cuando estos afectan los servicios esenciales.

Pienso que el legislador pecó de ingenuidad (o concedió demasiado al sindicalismo peronista) cuando restringió la condición de esenciales a los servicios de salud, agua, energía eléctrica, gas y control del tráfico aéreo.

Al parecer, el señor Ministro de Trabajo, ante la intensidad de la huelga en los subterráneos de Buenos Aires estaría meditando ampliar aquella lista exigua e imprudente. Ojala pudiera concretar esta iniciativa.

En resumen: En los recientes conflictos laborales, el Gobierno de la Presidenta Kirchner tiene una doble e inocultable responsabilidad. La primera, por negar una inscripción registral que está mandada por la Constitución. La segunda, por haber prohijado el desmantelamiento de las reglas que definen el ejercicio razonable del derecho de huelga.

martes, 10 de noviembre de 2009

El Poder de Policia, vacante

Los enamorados del Estado como supremo hacedor de la “grandeza de la patria y la felicidad del pueblo", me parecen tan desencaminados como los fundamentalistas del mercado que idolatran la “mano invisible”.

Al menos me sorprende que no se hagan cargo de las falencias que, para desazón de los ciudadanos, muestra ese Estado en cuanto responsable primario de ciertos servicios esenciales.

Días atrás me referí a los pésimos resultados de la educación pública, no con el propósito de descalificar al Estado educador, sino con la intención de llamar la atención de la ciudadanía.

Pero el balance no es mas halagüeño cuando se analizan otros servicios esenciales como lo es el ejercicio del poder de policía en todos los campos de la vida urbana y rural.

Mientras que la debilidad de la policía encargada de la seguridad interior es palpable, la ausencia del poder de policía del Estado en otros ámbitos es igual de patética y grave.

Cualquiera de nosotros que soporte ruidos molestos, las tropelías de los animales sueltos o los delirios de automovilistas y motociclistas en los caminos, sabe que no hay autoridad capaz de restablecer el orden y garantizar la seguridad.

Lo mismo le sucede a todo salteño que se indigne por la depredación de bosques y faunas, la contaminación de ríos y sitios públicos, la presencia de intrusos en las ondas radiales, o la mala calidad de los servicios concesionados (sea la recogida de basura o la telefonía).

Aunque cueste reconocerlo, el poder de policía del Estado, en su mas amplia acepción, está vacante desde hace largos años.

Para colmo, en las exiguas oficinas encargadas de hacer cumplir las leyes (el Código de Aguas, por ejemplo), no faltan funcionarios permeables al poder seductor del interés particular.

(Para FM Aries)

jueves, 5 de noviembre de 2009

Las Obras Sociales Sindicales

La opinión pública se sobresaltó al conocer el fraude de los medicamentos, tramado por segmentos de la industria farmacéutica y personeros de ciertas obras sociales sindicales. Seguramente el Señor del Milagro iluminará y dará coraje a su devoto hijo, el juez federal que tiene a su cargo las investigaciones.

Pero por encima de los avatares judiciales, me interesa señalar el fracaso del sistema de salud que la Ley entregó a los sindicalistas y no a los trabajadores.

Buena parte de las anomalías del modelo sindical argentino tiene que ver con esta absurda concesión que la dictadura de los años 70 hizo a la cúpula sindical en un ilusorio intento de frenar el avance del comunismo y, de paso, las reivindicaciones salariales.

Los gerentes del negocio que administra cerca del 10% de la masa salarial, se mueven con maestría en el escenario político.

Desde aquellos años, todos los gobiernos fracasaron en sus intentos de poner freno a los abusos.

No lo pudo hacer Perón y fue Alfonsín el encargado de blindar legalmente el régimen hoy vigente. Un régimen corporativo, y por definición insolidario, que se mueve en la opacidad casi absoluta.

Los dineros de las Obras Sociales Sindicales interfieren en la política partidista, financian gerenciadoras privadas (detrás de las cuales suelen aparecer personeros del sindicalista de turno), y sirven para consolidar una distribución de los recursos que no premia el talento, la productividad ni el buen servicio.

Son dineros que sirven también para hacer ilusoria la democracia interna en los sindicatos, en tanto financian maquinarias que ahogan cualquier intento de sectores opositores, como acaba de mostrarlo el caso de la Asociación Bancaria.

Vista la sólida alianza entre la CGT oficialista, la industria farmacéutica que financia campañas y el Gobierno, habrá que esperar hasta 2011 para ver hecho realidad el cambio necesario.

lunes, 26 de octubre de 2009

La Escuela, fábrica de pobres

Cuando se habla de la pobreza el discurso tiende a centrarse en la capacidad de las personas para adquirir alimentos o acceder a servicios vitales. Luego se pasa a asignar responsabilidades políticas. Vale decir a identificar las medidas que llevaron a esas personas a su afligente situación. El discurso se cierra, casi siempre al menos en Salta, con la enunciación de propuestas o demandas orientadas a asistir materialmente a los pobres.

Saliéndome de este libreto insustancial, quisiera centrarme en otro aspecto de la pobreza salteña. Me refiero a la pobreza de buena parte de las prestaciones asistenciales y de los servicios públicos.

En este sentido, la reciente encuesta nacional de calidad educativa, cuya última entrega recoge los datos de 2007, muestra una realidad alarmante y penosa: Tras mas de un lustro del llamado “modelo de inclusión social”, la calidad de nuestra educación está bajo mínimos.

Vale decir, los niños y jóvenes que concurren a la escuela pública están recibiendo prestaciones de muy baja calidad en relación con los estándares internacionales y argentinos.

Hay quienes tranquilizan su conciencia ocultando los datos. Otros intentan disfrazarlos comparándolos con la media del NOA.

Pero cuando, como está mandado, comparamos los datos de Salta con los de las áreas de mejor desempeño, como es el caso de la ciudad de Buenos Aires, nuestras carencias quedan al desnudo.

Los resultados salteños son mucho peores que los de Buenos Aires, sin que la calidad educativa de esta ciudad figure entre las mejores del mundo. La encuesta confirma, además, lo que se sabe y calla: Sólo pueden salvarse de este destino de decadencia los niños y jóvenes que asisten a las escuelas privadas.

Un triste panorama que muestra tanto la crisis de la familia como institución co-responsable del proceso educativo, como el exceso de días perdidos (por huelgas y otras causas), y el fracaso de las políticas de selección, capacitación y remuneración de los docentes.

(Para FM Aries)

lunes, 19 de octubre de 2009

Intendentes salteños en Francia

Nuestro Gobernador, dejando de lado prejuicios antieuropeos, abandonó por un momento sus desvelos por construir un poder sin contestatarios a la vista y viajó a Francia.

Puede que la visita, algún día, se traduzca en provechos palpables para Salta. Que todo puede ser.

Pero lo que no parece tener una explicación sólida es que haya viajado en compañía de 4 Intendentes del Valle de Lerma.

Si nos atenemos al parte oficial de prensa, todo lo que hicieron los agraciados Intendentes en la vieja Francia, pudo haberse hecho por Internet, con lo cual los ciudadanos (franceses y salteños) nos hubiéramos ahorrado unos pesitos.

Las interpretaciones acerca del viaje transoceánico son muchas. Algunos sostienen que el Gobernador aprovechó la oportunidad para tomarse un respiro. Otros sospechan que, en realidad, el viaje sirvió para atar lealtades con vistas a las futuras pujas políticas.

Por encima de estas críticas, estoy inclinado a pensar que el viaje de los 4 magníficos intendentes bien pudiera inaugurar una etapa de mejoras en la gestión municipal.

El Intendente de Vaqueros, por ejemplo, habrá tenido oportunidad de ver las ventajas de contar con un servicio de recogida de basuras que preserve nuestras calles polvorientas de la suciedad.

Al pasar por los ríos de la campiña francesa, el de San Lorenzo habrá meditado acerca de la conveniencia de evitar la depredación de los bellos ríos que ruedan por su demarcación municipal.

A su vez, el de Cerrillos, habrá comprobado que los sitios de diversión funcionan sin molestar a los vecinos y muy probablemente regresará con la inquietud de poner un límite a los atronadores ruidos que emiten, para desazón de los habitantes de la otrora Villa veraniega, las bailantas cerrillanas, monumentos a la vulgaridad y el desenfreno.

domingo, 18 de octubre de 2009

A la busqueda de un nuevo modelo (Texto completo)

A LA BÚSQUEDA DE UN UEVO MODELO PRODUCTIVO Y DEL BIENESTAR
Una visión cosmopolita desde Salta

“Está demostrado históricamente que el mundo, de tiempo en tiempo, necesita de hombres que se resistan a cooperar con la mentira, levantando polvareda, aún a riesgo de experimentar la opresión del mundo” (R. MUSIL “El hombre sin atributos”)

I. INTRODUCCIÓN

“El pensador y el artista tienen una misión intransferible, superior a su voluntad: revelar lealmente aquello que suscitan en él las cosas del mundo en que vive”
(E. Martínez Estrada)

Cuando hace un par de semanas la Fundación COPAIPA me invitó a participar en este ciclo, tenía bastante avanzado lo que podría llamar un reordenamiento de mis ideas sobre Salta y la Argentina en el mundo.

De modo que la invitación me obligó a acelerar las lecturas y el proceso de reflexión que inevitablemente le acompañan. A su vez, las exposiciones de los distinguidos amigos que han pasado por esta tribuna de ideas, contribuyeron a la misma y modesta empresa personal.

Pienso que cuando uno descubre o redescubre el placer de pensar en libertad pierde (no se si para siempre) la posibilidad de pensar en los términos y bajo las condiciones que generalmente imponen las pertenencias corporativas o las lealtades partidarias.

Aquella forma de pensar en libertad no implica, al menos en mi caso, deseñar a quienes participan en la elaboración de documentos partidarios o de políticas públicas. Tampoco conlleva la pretensión de que ese pensar en libertad nos conduce, sin tropiezos e invariablemente, a la verdad.

Aunque tengo por cierto que la libertad intelectual permite rectificaciones, matizaciones o reacomodamientos que suelen ser mal vistos en el terreno de la política partidista, signada por el dogma de la ortodoxia.

Dentro de esta retórica de la linealidad el pensamiento ha de permanecer invariable pese a los golpes de la realidad o a los avances científicos. Se trata de una lógica que ha hecho carrera entre nosotros los argentinos, sin llegar nunca a seducirme.

Hecha esta breve advertencia (que sin duda el desarrollo de mi ponencia no hará sino confirmar) y no sin antes acogerme a los antecedentes de tolerancia que caracteriza a este foro, ensayaré un breve resumen de las ideas que me propongo presentar aquí.

II. UNA DE ENTRE VARIAS MIRADAS POSIBLES

“La mirada cosmopolita pone de manifiesto la realidad nacional
de otra manera; incluye la realidad de la mirada nacional y la reinterpreta”
(U. BECK)

No es un secreto para nadie que el abordaje de cualquier faceta o aspecto de la vida social, política o económica puede hacerse desde muchos y variados puntos de observación.

Varios son los condicionamientos que acompañan a este tipo de emprendimientos: Las circunstancias temporales y espaciales, las preferencias ideológicas (ocultas o explícitas), la trayectoria y la experiencia del que se propone aquel abordaje, son algunos de los condicionamientos evidentes.

Mis sucesivos cambios de lugar de residencia me han enseñado la influencia que esta localización ejerce al menos sobre las reflexiones políticas. Así por ejemplo, no siempre es lo mismo pensar Salta desde Salta, que hacerlo desde Buenos Aires o desde Madrid, por ejemplo.

Tampoco es lo mismo mirar la realidad local desde el mas rancio tradicionalismo o desde el así llamado nacionalismo metodológico que aplicar sobre ella una mirada cosmopolita.

Como afirma U. BECK, “Para este mundo que se ha vuelto cosmopolita necesitamos urgentemente una nueva manera de mirar, la mirada cosmopolita, si queremos comprender la realidad social y política en la que vivimos y actuamos”[1].

Una mirada que bien podría despertar, "la fuerza que arramble contra el narcisismo ombliguista de la mirada nacional y con la incomprensión cerril que ha acogotado todo pensamiento y acción, abriendo los ojos de la gente sobre la cosmopolitización real de sus mundos vitales y sus instituciones”.

Aunque terminará resultando ocioso, advierto entonces que mis aportaciones acerca de un nuevo modelo productivo y laboral son el resultado (malo, regular o bueno) de este intento de utilizar la mirada cosmopolita para acercarme a los problemas argentinos y salteños.

Pero mas allá de estas precisiones (si se quiere metodológicas), parece evidente que todo aquel que, a estas alturas, se proponga pensar o actuar teniendo como meta la construcción de un Plan Estratégico para Salta ha de estar muy atento y perfectamente informado acerca de lo que está sucediendo en el mundo y en la región a la que pertenecemos por designios que, como se sabe, son “inescrutables”.

Podemos debatir, y es bueno que así sea, acerca de la pertinencia de la planificación o acerca del concepto mismo de planificación. Pero no podríamos avanzar mucho en ese propósito si ignoráramos lo contemporáneo y la enorme influencia que sobre Salta y los salteños ejercen la evolución mas reciente del mundo tanto como las políticas nacionales y supranacionales.

Por supuesto podríamos quedar prisioneros de visiones anacrónicas e imaginar un Plan Estratégico para la Salta resignada y mendicante (de todos conocida), que acepta el unitarismo que impone la hegemonía de Buenos Aires y cuyos ejes de actuación se reducen a cuestionar la Ley de Coparticipación y a bregar por mas ayudas de la Nación para solventar programas “sociales” que, de paso, asientan mayorías electorales viciadas.

Las líneas que siguen apuntan en una dirección diferente. No sólo porque propone pensar Salta en términos estratégicos teniendo en cuenta lo que pasa a su alrededor, sino porque se atreve a insinuar, desde Salta y sin complejos provincianos, rumbos estratégicos para nuestra república.

III. IMPRESCINDIBLE VIAJE POR NUESTRA HISTORIA

“El pasado es fructífero no cuando alimenta el resentimiento o el triunfalismo, sino cuando nos induce amargamente a buscar nuestra propia transformación” (T. TODOROV)

Para muchos de nosotros, la historia local y nacional no es más que un argumento que se supone contundente a la hora de legitimar banderías y posicionamientos contemporáneos.

Aún a sabiendas de que la historia continúa siendo entre nosotros objeto de querellas y verdadero campo de batallas contemporáneas, no parece posible pensar los asuntos locales y nacionales en términos estratégicos sin apelar a la historia de Salta y de la Argentina[2].

De allí mi forzosa incursión en asuntos históricos, que realizo apoyado en la autoridad de las obras que ustedes encontrarán en la bibliografía.

Si excluimos los muy largos períodos pre-colonial y colonial y la azarosa etapa de la organización nacional, la historia económica de la Argentina (y la de Salta por extensión) permite identificar dos grandes etapas, ambas de ochenta años de duración:

1. El ciclo alberdiano

La primera se inicia en los años 50 del siglo XIX y termina a finales de los años 20 del siglo pasado, siendo Alberdi, a mi modo de ver, el principal de nuestros pensadores estratégicos de ese tiempo fundacional.

En un esfuerzo de simplificación diré que las ideas de Alberdi eran muy claras[3]: La Argentina de 1850 abundaba en recursos naturales y carecía de brazos, de capitales y de instituciones suficientes para encarar un vigoroso desarrollo que cohesionara social y territorialmente a la nación.

Proponía entonces crear las condiciones para “importar” aquello de lo que carecíamos (mano de obra y capitales): Fundar una república moderna representativa y federal; echar las bases de la libertad económica; liquidar los monopolios porteños; y liberalizar la navegación de los ríos interiores.

Logró que sus ideas fueran asumidas por amplios segmentos de nuestra sociedad y que, en líneas generales, se trasladaran a la realidad. Así, en 1853 se sancionó una Constitución de nítida inspiración liberal; entre 1857 y 1930 llegaron 6.300.000 emigrantes de ultramar; y la formación bruta de capital creció en términos que hoy diríamos chinos.

De la mano de las ideas del tucumano Alberdi, la Argentina alcanzó niveles impensados de prosperidad[4].

2. El largo vía crucis desde la posguerra

La segunda de aquellas etapas que propongo como herramienta para facilitar el análisis de nuestros conflictos y fracasos, comprende el tiempo transcurrido entre 1930[5] y 2009; un tiempo durante el cual la Argentina se vio obligada a introducir giros radicales y casi siempre contrapuestos al rumbo del ciclo precedente.

Mas allá de las consabidas formulaciones “adanistas”[6] que presumían tener las claves para fundar un nuevo país, avanzamos y retrocedimos, dando bandazos, en medio de enormes conflictos ideológicos y de intereses, muchos de ellos aún irresueltos.

Mientras que en la etapa anterior (1850/1930) está patente la influencia de ALBERDI, me resulta muy difícil identificar a un pensador cuyas ideas hayan iluminado el inicio y desarrollo de los siguientes ochenta años (1930/2009)[7].

En realidad, el brusco abandono del Proyecto Alberdiano fue -nada mas ni nada menos- que una imposición urgente de la Gran Crisis y de las dos Guerras Mundiales.

En el relato que despliego aquí para llegar a las propuestas para el Bicentenario, el peronismo no es sino una continuidad de las grandes líneas abiertas en los años 30. Lo es al menos en sus principales opciones o preferencias económicas.

El primer peronismo adoptó (y en algunos casos profundizó) las ideas por entonces en boga, no solo en la Argentina[8]: industrialización, estatización de la economía, proteccionismo y promoción del mercado interior.

Puede decirse que, por encima de vaivenes e improvisaciones, el primer peronismo mantuvo lo ejes del modelo y diseñó mecanismos para atenuar las debilidades de su estrategia (términos de intercambio negativos; estrangulamiento de la actividad por carencia de divisas para importar lo necesario; industrialización centrada en el mercado interno; baja productividad).

En realidad, buena parte de la estrategia del primer peronismo se asentaba en la hipótesis -no verificada- de una tercera guerra mundial.

Ninguno de los Gobiernos que se sucedieron tras el Golpe de nuestro comprovinciano el General José Félix Uriburu pudo desarrollar una visión estratégica, y menos elaborar un Programa que concitara la adhesión reflexiva de las mayorías. Agustín P. Justo, Juan D. Perón e incluso Arturo Frondizi y quienes le sucedieron por la vía de las armas o de las urnas, no hicieron otra cosa que interpretar, modular y remendar el no escrito programa de emergencia nacido en 1930.

He dicho antes que el primer peronismo no hizo sino aplicar o adaptar las ideas en boga en el Occidente de la posguerra. Pero debo advertir, inmediatamente después, que la singularidad de la Argentina (peronista y post-peronista) consistió en mantener el rumbo estatizante, autárquico y mercado-internista cuando los principales países lo habían ya abandonado con óptimos resultados[9].

Este Programa tuvo consecuencias negativas para Salta y buena parte del interior argentino. La emigración forzada de cabecitas negras y de talentos, el triunfo del unitarismo de facto (que es político, pero también sindical y económico), la pobreza casi centenaria, son el resultado atroz de aquel Programa no escrito y de su confluencia con los bajos precios de nuestros productos salteños.

Al amparo de la emergencia que azotó al país hacia el final del mandato del Presidente Raúl ALFONSIN, el segundo peronismo (1989/1999) llevó adelante un audaz plan de reformas (liberalización económica, abandono del tercermundismo, sometimiento relativo de los sindicatos tras el objetivo de mayor productividad), que se presentaron como una continuidad de la doctrina identitaria[10].

Este intento reformista de los noventa terminó sucumbiendo a consecuencia de varios factores (endeudamiento, precios internacionales relativos, voracidad de amplios sectores del nuevo capitalismo[11]), así como a la incapacidad de gestionar el régimen por parte de quienes, diciéndose defensores de la convertibilidad, sucedieron en el poder al Presidente Carlos MENEM.

La velocidad que el segundo peronismo imprimió a los cambios, la falta de experiencia (y de expertos) en materia de regulaciones[12] de la nueva economía en marcha, y la resistencia del ala nacional-conservadora del mismo peronismo, contribuyeron al deterioro y posterior derrumbe de su edificio[13].

El tercer peronismo (2002/2009), fundado por el ex Presidente Eduardo DUHALDE y consolidado por sus sucesores, el matrimonio KICHNER, nació rompiendo los pilares de la Constitución económica (régimen monetario, pesificación asimétrica, expolios, ruptura de los contratos) y reinstalando herramientas y consignas del paleo-peronismo: Estatismo, centralismo unitario, devaluaciones competitivas, retórica anticapitalismo y antiimperialista, acechanzas a las libertades fundamentales, alianza entre el capital nacional y los sindicatos oficiales.

Si se excluye la construcción y gestión de los superávits gemelos, las novedades que trajo consigo el tercer peronismo (manipulación de los Derechos Humanos, antimilitarismo, ambientalismo radical y utilización de la exclusión social como base del poder electoral y callejero), carecen de envergadura para garantizar la pervivencia del modelo y, desde luego, para aspirar a ser receptadas dentro de un programa capaz de generar grandes consensos y alcanzar los objetivos que se enuncian en esta presentación.

Aún a riesgo de escandalizar, pienso que incluso las políticas llevadas a cabo por los Presidentes Menem y Kirchner no fueron (ni son) sino intentos (parciales, dictados por urgencias y si acaso irreflexivos) de ajustar aquel modelo treintista a las nuevas condiciones y a los intereses de las coaliciones que los sostuvieron y que, con sus mas y con sus menos, estuvieron lideradas por el poder bonaerense y por los directos beneficiarios de su permanencia.

Cuando ambos “modelos” exhibieron sus debilidades y se aproximaron a situaciones de crisis terminal dificultades del segundo peronismo[14] de sostener la convertibilidad del peso; erosión de los superávit gemelos y de los efectos de la mega devaluación; pobreza e inflación, durante el ciclo del tercer peronismo), los responsables políticos no supieron o no pudieron proponer al país nuevos rumbos.

En esas dos ocasiones, mas allá de las circunstancias que rodearon (y rodean) a los respectivos puntos de crisis, la respuesta consistió en nuevas “vueltas de tuerca” para oxigenar el viejo modelo treintista y reparar las costosas maquinarias (costosas en términos de futuro) que lo mantienen artificialmente vivo.

En cualquier caso, persistir en el relato vulgar, binario y maniqueísta que organiza nuestra historia como una película de vaqueros donde los malos (muy malos y siempre los mismos) triunfan sobre los buenos (cándidos y siempre los mismos), donde las culpas de los fracasos invariablemente se adjudican a otros (si son extranjeros, mejor), donde se demoniza a agricultores, industriales, financistas, obreros o campesinos según opciones ideológicas, seguiremos riñendo sobre el pasado y no encontraremos la claridad necesaria para enfrentar el presente y definir la arquitectura institucional y económica que nos permita ingresar a un futuro mejor.

IV. EL SEGUNDO BICENTENARIO COMO OPORTUNIDAD

“La experiencia histórica demuestra que en los períodos de globalización el crecimiento del PIB per cápita ha sido mas elevado que en los períodos de proteccionismo” (DE LA DEHESA)

Las grandes fechas (centenarios, aniversarios) y los grandes eventos (olimpíadas), suelen ser oportunidad propicia para que las comunidades nacionales “carguen baterías” y se lancen a empresas de envergadura. Lo hizo España con el Quinto Centenario; lo hará Brasil con sus Olimpíadas.

Soy de los que piensan que esta oportunidad está lamentablemente perdida respecto del Bicentenario de la Revolución de Mayo, pero no respecto del Bicentenario de nuestra Independencia.

Pese a la inexorabilidad de las fechas, nos perdimos (una vez mas) en debates insustanciales y 2010 nos encontrará con los mismos problemas, idénticos pesimismos y similares divisiones irreconciliables con las que venimos lidiando desde hace mucho tiempo.

La Argentina necesita construir un “proyecto ilusionante de vida en común” (ORTEGA y GASSET)[15]. Definir sus términos, rodearlo de un amplio consenso y ponerlo en marcha. Para tamaña tarea precisamos los siete años que van desde ahora a 2016.

En el ámbito mundial, las vísperas de nuestros bicentenarios coinciden con un fenómeno inédito en la historia de la humanidad: La persistente y drástica disminución de la pobreza medida en el conjunto de países. Una tendencia global que, sorprendentemente, no se verifica en la Argentina contemporánea en donde, pese a la propaganda que habla de un “modelo inclusivo”, continúan creciendo la pobreza y la indigencia.

Téngase en cuenta que en el mundo el porcentaje de personas que vive con menos de 1 dólar diario cayó del 40% en 1981 al 18% en 2004, estimándose que retrocederá hasta el 12% en el próximo quinquenio[16]. Solamente en China el giro impulsado por DENG-XIAOPING sacó a 400 millones de personas de la miseria.

Lo que equivale a desmentir a los pesimistas de siempre y a decir que los altos índices de pobreza que padece la Argentina (y sobre todo Salta), no son un obstáculo insuperable para construir sociedades más exitosas, justas y felices.

Pienso que, en realidad, las dimensiones cuantitativa y cualitativa de la pobreza argentina actual, son consecuencia del modelo vigente desde 1930. Sobre todo la pobreza que se aglomera en los suburbios del Gran Buenos Aires y en otros asentamientos del interior que, de alguna manera resultan derivaciones de las vertientes industrial y salarial del modelo treintista.

Adviértase que sobre el actual mapa industrial, poblacional y de la pobreza, se asienta el poder unitario y conservador que gobierna la república y a muchas de sus circunscripciones. La fuerza electoral, política y corporativa de la coalición bonaerense expresa aquel mapa.

He hablado de oportunidades inéditas y de nuestra dotación de recursos para hacerlas realidad. Pero es bueno señalar que se trata de oportunidades acotadas e el tiempo y sometidas a los vaivenes de la competencia exterior.

La arquitectura mundial que está naciendo tras la reciente crisis financiera global, lejos de conformar una vuelta a los proteccionismos nacionales, potenciará (y si acaso regulará) la competencia internacional por las inversiones, los recursos y los empleos.

Por eso se equivocan quienes piensan que la Argentina y Salta tienen un tiempo infinito para aprovecharlas. Hemos perdido ya casi dos años, y sería irresponsablemente dramático persistir mas tiempo en confrontaciones o en políticas que van a contramano de lo que conviene al interés general.

Muchos dirigentes políticos ignora, quizá, que los grandes consumidores (China, India, por ejemplo) están construyendo nuevas alternativas de producción en África, en donde compran y alquilan tierras que producirán lo mismo que producen Salta y otras regiones argentinas.

V. EL VALOR DE LAS IDEAS Y DEL REALISMO

“Lo que hoy distingue a las economías no es su disponibilidad de capital y de trabajo, sino de ideas y de energía” (F. ZAKARIA – 2009)


Para avanzar en esta dirección deberíamos remover varios obstáculos: el pesimismo visceral que atenaza a buena parte de los argentinos cuando actúan como parte de la comunidad; la soberbia intelectual y política que nos impide dialogar buscando coincidencias; la preeminencia de los factores de poder corporativo por sobre la misma política y las elaboraciones teóricas vinculadas con el interés general.

Aquella convicción de que la Argentina está condenada (por poderes sinárquicos u otros conspiradores) a vivir estancada, relegada y sufriente, es tan perniciosa como aquel optimismo irracional, muy propio de los años 70, que afirmaba que la historia tenía asignado un destino de grandeza para nuestro país.

Las ideas que ven en el mundo exterior la raíz de nuestros males (y no una fuente de oportunidades), tanto como la vocación de desafiar los grandes consensos que han permitido que el mundo crezca globalmente y globalmente disminuya la pobreza, no hacen sino profundizar las dificultades que queremos superar.

Son, antes que nada, nuestras propias ideas (inspiradoras de políticas y de comportamientos colectivos) las que nos han colocado donde estamos.

Y serán nuevas ideas las que habrán de ayudarnos a reencontrarnos con el mundo y con nuestras mejores tradiciones, para conquistar los grandes objetivos que me atrevería a enunciar de esta forma simplificada:

Construir una república democrática, parlamentaria y federal, territorialmente cohesionada, con una Administración profesional y eficaz y un Estado del Bienestar que promueva la equidad social, y con una economía capaz de crecer a altas tasas, integrada en el mundo globalizado, y de modo ambientalmente sustentable.

Para reforzar mi afirmación de que las naciones marchan, venciendo dificultades, allí donde las conducen sus ideas, nada mejor que esta cita que nos recuerda que

“En diciembre de 1978, en la reunión del Comité Central del Partido Comunista Chino, DENG-XIAOPING pronunció un discurso que resultó el más importante de la historia china moderna. Instó al régimen a centrarse en el desarrollo económico y a dejar que los hechos y no la ideología guiaran su camino. No importa si es un gato negro o un gato blanco. Siempre que sepa cazar ratones, será un buen gato[17]”.

Un discurso oportuno y convincente (ayudado, desde luego, por otras circunstancias) contribuyó decisivamente a hacer de China lo que es hoy y a dejar atrás los audaces experimentos de MAO TSE-TUNG que, dicho sea de paso, deslumbraron a muchos setentistas argentinos algunos de los cuales perseveran en su empeño.

Aceptando que no existe aquel determinismo que nos colocaría en el paraíso, es bueno recordar que ALBERDI, conocedor de nuestra cultura, advertía que

“No se consiguen jamás grandes y gigantescos cambios, sino por medios heroicos y apartados de la senda vulgar. La América del Sur se arrastra en vida oscura y miserable porque su política vive de expedientillos y de mezquinas medidas que dan siempre algún resultado, pero no grandes resultados que determinen mudanzas perceptibles a los ojos del mundo y de la posteridad”[18] .

VI. IDEAS (en borrador) PARA EL BICENTENARIO DE 2016

Vaya uno a saber porqué, los argentinos estamos acostumbrados a razonar y actuar en términos antinómicos. Especialmente en el terreno de la política. Peronistas o antiperonistas; civiles o militares; liberación o dependencia; campo o industria; Estado o Mercado; producción o distribución; autarquía o integración; globalización o antiglobalización; Florida o Boedo; liberales o nacionalistas. Y así hasta el infinito.

Así y todo, alcanzar un amplio consenso que defina un conjunto de objetivos realistas y compatibles entre si (como sucede en el ejemplo antes enunciado: Construir una república democrática, parlamentaria y federal, territorialmente cohesionada, con una Administración profesional y eficaz y un Estado del Bienestar que promueva la equidad social, y con una economía capaz de crecer a altas tasas, integrada en el mundo globalizado, y de modo ambientalmente sustentable), no parece -a estas alturas- una tarea imposible, siempre y cuando seamos capaces de elevar las miras, de abandonar convicciones inútiles y de dialogar constructivamente.

1. La Segunda República Argentina

Aunque el tema excede ampliamente el objeto de esta charla[19], creo conveniente dejar apuntada aquí la necesidad de emprender una amplia reforma política que reemplace el presidencialismo por la forma parlamentaria, cierre los caminos al centralismo unitario, mejore los procesos de selección de representantes, garantice de verdad las libertades fundamentales, haga efectiva la independencia de los jueces, constituya una Administración Pública profesional y transparente[20], y amplíe los espacios de participación ciudadana.

La reforma política es asuntos que, como el Guadiana, aparece y desaparece de nuestra agenda pública. Generalmente, es demandada desde la oposición, aunque sin mayores precisiones. Pero cuando un sector de esta oposición se hace con el Gobierno, abandona su discurso reformista que, a veces, es reemplazado por maquillajes insustanciales.

Es sabido que la democracia es un sistema perfectible, por definición. Y que en los tiempos que corren, incluso las democracias mas rodadas o avanzadas han desarrollado defectos o han revelado limitaciones que motivan serias demandas de revisión por parte de la doctrina científica y de la opinión pública, como las que razona Sheldon WOLIN para el caso de los EEUU[21].

De modo que la necesidad de abordar la reforma de nuestras instituciones no es un asunto exclusivamente local, ni menos una mera bandera opositora.

2. Nuestra Constitución económica

Pese a los excesos episódicos y a los largos abandonos del cauce constitucional que registra nuestra historia, los pilares que la Carta de 1853 y sus reformas establecen en materia económica, no requieren cambios en tanto resultan aún compatibles con varias opciones económicas capaces de adaptar el funcionamiento de la producción argentina a las exigencias del nuevo escenario mundial.

En este sentido, la Argentina presenta una situación parecida a la de España en donde las grandes definiciones de la Constitución de 1978 pueden albergar un amplio abanico de políticas económicas, siempre que ellas resulten compatibles, claro está, con los Tratados de la Unión Europea.

Aunque en aquel país no es dable esperar los bandazos en que solemos incurrir en estas latitudes, tanto la izquierda como la derecha españolas podrían abordar un cambio profundo en el modelo productivo español sin necesidad de reformar la Constitución.

De hecho, el alicaído Gobierno socialista del Presidente ZAPATERO, para enfrentar la crisis económica que en España es más profunda y promete ser más duradera que en otros países, ha propuesto reemplazar el modelo basado en la industria de la construcción y en el turismo “barato” y poco respetuoso del medioambiente, por una economía centrada en los sectores con capacidad para competir en la economía global[22].

El nuevo modelo productivo que proponen los socialistas españoles apuesta por “los sectores basados en la tecnología y en el conocimiento, y alineados con las grandes tendencias globales. Y junto a los sectores “de futuro”, los sectores tradicionales de la economía española “con futuro”; los sectores que, renovados, pueden beneficiarse de las ganancias en productividad y competitividad apoyándose en los programas público de I+D+i”, reforzando su respeto al medio ambiente[23].

No por casualidad, las reformas a la educación figuran en uno de los primeros lugares de la agenda española. Una prioridad que, dicho sea de paso, contrasta con el pobre desempeño y las pobres iniciativas oficiales referidas a la educación en la Argentina y muy especialmente en Salta.

3. Aproximaciones al nuevo modelo productivo (NMP)

Donde sí hay que introducir grandes cambios es en el modelo productivo instaurado, bajo las restricciones a las que hice ya referencia, en 1930, así como en las políticas económicas que desde entonces lo sostuvieron.

3.1 Ejes de nuestra riqueza en el mundo globalizado

Entrando en materia, pienso que superando absurdos prejuicios ideológicos contra el campo, los dueños de la tierra, los campesinos y el mundo rural y dejando atrás viejas quimeras (autoabastecimiento integral, autarquía), deberíamos proponernos convertir a la Argentina en una potencia agropecuaria y agroindustrial. En el gran supermercado de alimentos para el mundo.

Las condiciones básicas están dadas: Los centenares de millones de personas que están saliendo de la pobreza (en India, en China y en otros lugares del mundo) demandan alimentos y están dispuestos y en condiciones de pagar buenos precios; precios desconocidos en la reciente historia económica mundial.

Disponemos de los recursos naturales y humanos, así como de la experiencia y de las vocaciones necesarias para emprender el recorrido. Nos falta, sin embargo, remover enormes obstáculos. Algunos “interiores” (culturales y políticos). Otros “exteriores” como es el caso de las prácticas proteccionistas de los países más poderosos del Norte que subsidian a su agricultura y traban el acceso de nuestra producción, o el dumping social que ejercen algunos países emergentes.

El tradicional y pesado gravamen que, para la economía argentina (y particularmente para la salteña), representan los términos internacionales de intercambio, sin haber desaparecido, está experimentando cambios drásticos que nos benefician.

La minería (que ALBERDI consideraba como parte de la agricultura y cuya importancia para Salta no hace falta recordar aquí) y la generación de energía, así como las industrias y los servicios competitivos, integrarían la columna vertebral del nuevo modelo productivo.

La Argentina (y Salta) dispone, además, de un factor central en la nueva economía: Talentos creativos, optimistas y potentes, capaces de abrir (aquí o en otros sitios) fuentes insospechadas de riqueza cooperando y compitiendo en las condiciones más rigurosas. Precisan, nada más y nada menos, disponer de incentivos adecuados, respirar aires de libertad, y contar con facilidades para acceder a institutos de altos estudios.

La ausencia de verdaderas políticas de promoción de la Investigación, la Innovación y el desarrollo, junto a la decadencia de la educación en todos sus niveles, es una de las lacras mas lacerantes del modelo treintista.

Recordar a las tres grandes empresas argentinas que fueron capaces de aprovechar las ventajas de la globalización (y de globalizarse), puede servir para mostrar un rumbo y convencernos de que, bajo ciertas condiciones, nuestros trabajadores y empresarios son capaces de triunfar en el mundo.

Me refiero a BUNGE & BORN (que supo concentrar a buena parte del comercio mundial de cereales), a TECHINT (líder global en la producción de aceros), y a ARCOR (la empresa de raíz cordobesa que está ya presente en los principales supermercados del mundo).

Un breve paréntesis para traer a colación un dato que me parece relevante. Estas tres empresas globales desarrollaron sofisticados mecanismos para relacionarse con los poderes institucionales y fácticos de la Argentina; incluso, se han dado casos donde estas empresas llegaron a ocupar importantes espacios en nuestra vida política.

Pero, además, han destinado recursos y experiencias para alimentar usinas de ideas y laboratorios de pensamiento, otorgándoles en muchos casos apreciables márgenes de libertad intelectual: El antiguo Instituto Bunge, las actividades que recoge el prestigioso Boletín Informativo Techint, y la Fundación Mediterránea, son algunas de estas colaterales influyentes.

Concluyo el paréntesis señalando que, a mi entender, en Salta las fuerzas de la producción no han logrado consolidar instituciones de este tipo. Se trata de una carencia que las debilita y, de paso, las obliga muchas veces a resignarse a la intrascendencia o a cumplir papeles menores en la periferia del poder de turno.

3.2 Incentivos y cargas en una política económica de Estado[24]

No se me escapa que esta opción económica contradice intereses corporativos, electorales y territoriales así como convicciones arraigadas. Tampoco ignoro que el eventual despliegue del NMP exigirá largos debates acerca de las herramientas, de los tiempos y de los recursos que deben ponerse en juego.

Pero tengo igualmente claro que los incentivos (por ejemplo, el régimen salarial y las protecciones) y las cargas (por ejemplo, las retenciones y los impuesto llamados distorsivos) del modelo treintista solo sirven para perpetuar un estado de cosas que está lejos de satisfacer los anhelos de los argentinos y de los salteños.

Un giro copernicano que nos coloque en la senda de los objetivos estratégicos antes enunciados[25], requiere una sustancial modificación de ambas herramientas y su reemplazo por instrumentos compatibles y eficaces.

Vale decir, requiere de una vigorosa actuación del Estado que deberá obrar guiado por un amplio consenso político y social. Como es evidente, esta afirmación rechaza la presunta infalibilidad y eficacia de la mano invisible.

Cuando apelo aquí al Estado como uno de los motores del cambio, lo hago pensando en un Estado diferente al que todos conocemos; en una Administración eficaz, profesional y a-partidista; en el Estado que pensó ALBERDI al definir el régimen rentístico de la Confederación Argentina:

“Será pobre el gobierno donde sean pobres los gobernados; pero si hay rentas para estos, no podrán faltar para aquel. Todo dependerá del ahorro y del juicio en los gastos del gobierno. Lo que agota y destruye la riqueza privada no es la contribución, pues al contrario esta la defiende y conserva; es el despojo, el pillaje que hace el despotismo, no para sus gastos sino para sus excesos”[26].

Un Estado en condiciones de orientar y apoyar la actividad productiva (dentro y fuera de nuestras fronteras), de reparar sus desequilibrios, y de brindar las seguridades que precisan tanto la ciudadanía como la economía modernas. O sea: Una institución que poco y nada tiene que ver con el aparato deformado y deformante que es hoy nuestro Estado, más cercano al despojo y al pillaje del que nos habla ALBERDI.

3.3 Retenciones e impuestos

La reimplantación de las “retenciones” a las exportaciones, su cuantía y su destino, han generado un verdadero círculo diabólico que, de un lado, ralentiza o frena nuestra producción exportable (principalmente las exportaciones de origen agrícola) y, de otro, financian el núcleo de las políticas centralizantes y clientelares.

Tal decisión gubernamental merece severos reproches desde el punto de vista de la legalidad y del federalismo. Pero, además, se ha convertido en unos de los ejes del enconado conflicto político nacional y local.

Si bien no parecen estar dadas las condiciones para su inmediata abolición, una reestructuración que nos conduzca a lo que aquí vengo llamando nuevo modelo productivo, debería contemplar su reemplazo por el Impuesto a las Ganancias que incorpore un suplemento[27] cuya cuantía tendría que determinarse con la participación de los productores.

El nuevo modelo productivo requiere, en síntesis, de una nueva fiscalidad que reforme el régimen de todos los impuestos vigentes, retoque las Leyes de Coparticipación, y refuerce el federalismo así como la descentralización de los recursos fiscales desde la Provincia hacia los Municipios.

En este contexto, la creación de un Fondo de Cohesión Territorial gestionado por un Consejo Federal con participación de las fuerzas de la producción, debería garantizar el financiamiento de las reformas económicas y, en especial, del Plan Nacional de Infraestructuras Urbanas y Productivas[28].

3.4 Estrategia agropecuaria competitiva

A estas alturas de mi exposición, quizá sea oportuno reiterar que mis reflexiones pertenecen al campo de la política y, por lo tanto, me considero relevado de las exigencias propias de los documentos técnicos o científicos. Vale decir, tienen el valor prospectivo y propositivo que surge de su propio desarrollo argumental.

Apelo a este preámbulo para avanzar, a continuación, algunas ideas acerca de la actividad agropecuaria, que pueden ser de interés (al menos para abrir debates) en Salta.

Más precisamente, para dejar simplemente anotados aquí algunos asuntos a resolver para que nuestra agricultura despliegue todo su potencial, lo hagan sin alterar equilibrios ambientales, y contribuyan a restaurar equilibrios sociales.

Como es sabido, la escala global de la economía permite organizar la producción (también la agrícola y la agroindustrial) en segmentos de diversa localización planetaria. Lo que plantea, de un lado, una abierta lucha por la localización de los empleos y de las inversiones; y, de otro, una lucha por retener los segmentos de más alta rentabilidad de la mano de elevadas inversiones en I+D+I.

Algunos expertos chinos explican gráficamente este fenómeno apoyándose en lo que llaman la “curva sonriente” (estilizada semejando la letra U), que ilustra la curva de desarrollo del producto, desde la concepción hasta la venta[29]. Y señalan que los países más adelantados y poderosos “exportan” partes del proceso de producción a lugares con costos más bajos y retienen los extremos de mas alta rentabilidad (la innovación protegida por patentes, el diseño, las redes comerciales).

En el caso concreto de la agricultura y sus derivados, cabe pensar que más allá de la productividad de nuestros campos y del talento de nuestros empresarios agrícolas, la Argentina tiene ciertas debilidades del lado de los insumos básicos (semillas, fertilizantes), y de las redes mundiales de comercialización.

Debilidades a las que habría que añadir, obviamente, el régimen impositivo y aduanero que ordena el Estado nacional, las carencias de infraestructuras colectivas (patentes en el caso de Salta), y el proteccionismo agrícola Europeo y estadounidense.

Un concierto entre el Estado y los productores, debería ayudar a mejorar la situación de nuestra producción de base.

Un segundo asunto a dejar aquí anotado, tiene que ver con los incentivos (o cargas) públicos que contribuyen a elegir entre los diversos usos posibles del campo (soja, trigo, caña de azúcar, ganadería, etc).

El último punto que quisiera poner de manifiesto, se refiere al desafío de encontrar formas de desarrollar la agricultura y de ampliar la frontera agrícola sin alterar los citados equilibrios medioambientales. Lo que plantea la necesidad de solventar el debate con el conservacionismo radical, de dictar normas eficaces y de lograr códigos de comportamiento responsable.

3.5 Plan Nacional de Infraestructuras Urbanas y Productivas

Para introducir brevemente este punto, diría que el nuevo modelo productivo tiene puntos de contacto con la frustrada operación de trasladar la capital de la república a Viedma, que el entonces Presidente Alfonsín lanzó con singular entusiasmo.

La transformación de actual nuestro sistema productivo (basado en la protección de unas actividades de nula o débil competitividad, en el castigo fiscal de ciertas actividades globalmente competitivas, y en las subvenciones estatales a la ineficiencia, a la pobreza y a las maniobras electorales), abrirá un proceso sostenido de movimientos migratorios y a nuevas demandas sociales y urbanísticas esta vez económicamente sustentables.

La constitución de la Argentina en un supermercado de alimentos para el mundo y de un Estado proveedor de servicios de alta calidad, exigirá enormes inversiones en infraestructuras: Reactivación del transporte ferroviario de cargas; mantenimiento de puertos; ampliación y mejoramiento de la red caminera y consolidación de los corredores bioceánicos; despliegue de las autopistas de la información; potenciación de la red de silos y depósitos; urbanización de localidades rurales y reconversión de asentamientos; programas de I+D+I; nuevas carreras en ingeniería de alimentos; multiplicación de la producción de energía, que dejo enunciadas sin ánimo de ser exhaustivo.

4. Un Estado moderno y del Bienestar (Los servicios públicos y sociales)

La Argentina, aunque a veces la rutina y la resignación nos lo hagan imperceptible, tiene enormes déficits en materia de servicios públicos y sociales.

Las prestaciones básicas de cualquier Estado que se precie de tal (seguridad, justicia, defensa, relaciones exteriores, Administración Pública, poder de policía), se brindan a niveles que rozan la precariedad, tanto por parte de la Nación, de las Provincias y de los Municipios, más allá de los matices e incluso de las carencias presupuestarias.

Otro tanto sucede, penosamente, con los servicios que integran lo que conocemos con el nombre -a todas luces excesivo en nuestro caso- de Estado de Bienestar (salud[30], educación[31], jubilaciones, pensiones, asistencia social[32], riesgos del trabajo, servicios urbanos y medioambientales[33]).

El nuevo modelo productivo deberá, que duda cave, abordar los desafíos que surgen de este enorme déficit no encuestado ni medido. Dicho en otros términos: La construcción de un Estado de Bienestar moderno, con prestaciones suficientes y de alta calidad, es una de las tareas a abordar por los gobiernos y por las organizaciones sociales, haciendo un uso responsable de los recursos públicos y privados que estará en condiciones de generar aquel nuevo modelo productivo.

Si se me permite una afirmación simplista, diría que la enunciación y concreción de estas metas sirven para separar al nuevo modelo que aquí esbozo, de otras versiones reformistas de inspiración individualista o populista.

Con el añadido de que aquella construcción del Estado de Bienestar absorberá gran cantidad de la mano de obra que buscará emigrar de los lugares donde se asienta la pobreza y de los malos empleos.

5. La reforma laboral

El sistema laboral argentino es, de alguna manera, la mayor innovación que el peronismo introdujo dentro del modelo treintista.

Desde el punto de vista político, el monopolio sindical resulta contrario a los valores republicanos y federales y, como lo están demostrando algunos conflictos recientes, contrario también el buen funcionamiento de la producción.

El unitarismo sindical y el centralismo de los convenios colectivos de trabajo son funcionales a la concentración industrial en el área Buenos Aires. Cuando los peronistas primero y los radicales después aprobaron las leyes para imponerlos, causaron graves daños al desarrollo equilibrado del interior del país y consolidaron la macrocefalia argentina.

Desde el punto de vista laboral, el modelo productivo que sobrellevamos desde 1930, fue también el resultado del desempleo rural y de salarios urbanos que incentivaron las migraciones.

Como se sabe, los salarios (directos e indirectos) son el más poderoso incentivo que guía las migraciones. Fueron los salarios argentinos relativamente altos, además de las garantías constitucionales, los que hicieron posibles la llegada de millones de emigrantes de ultramar. Y fueron otra vez los salarios urbanos (mejores que los del campo) los que movilizaron a millones de cabecitas negras hacia el área pampeana.

En realidad, el famoso “Estatuto del Peón”, que en su día sirvió para aliviar las miserias de los trabajadores del campo, no fue más que una pieza de aquel modelo que Salta, junto a todo el norte argentino, padeció y padece[34].

Si, como dicen los nuevos empresarios rurales, las explotaciones agropecuarias son hoy organizaciones modernas que incorporan inversiones, tecnologías y gerencias profesionales, resulta anacrónico un régimen laboral como el del Estatuto del Peón.

En el nuevo modelo productivo (NMP) que vengo esbozando, los trabajadores del campo se incorporarían al ordenamiento laboral ordinario y tendrían derecho a negociar sus salarios en iguales condiciones que los obreros industriales.

Así como las enormes rentas que producirá el Gran Supermercado de Alimentos Argentinos no serán expropiadas por el Estado (como viene sucediendo hasta hoy a través de las retenciones), deberán abrirse a la participación de los nuevos asalariados rurales tanto como a una nueva fiscalidad municipal.

Los buenos salarios retribuirán la productividad, permitirán condiciones de vida digna, e incentivarán el retorno de obreros a los centros de trabajo erigidos en pueblos y ciudades reconstruidos para servir a la nueva economía agroindustrial.

Por supuesto, tales incentivos transformarán nuestros mapas demográfico, electoral y sindical. No tendrán cabida en él ninguno de los gordos que viven del viejo modelo y sus negocios conexos.

Los nuevos trabajadores del campo provendrán de las ciudades. Tanto si tienen experiencia industrial como si viven hacinados, esperando un bolsón o unas chapas que el puntero les acerca a cambio de su voto o de su esperanza.

El NMP reclama reglas laborales (desde luego económicas) que fomenten la productividad, verdadero motor de cualquier economía moderna. Reglas y también una cultura del trabajo y de la gestión que pongan énfasis en la misma productividad.

Ciertas normas y ciertas consignas de raíz peronista caminan en la dirección contraria, a pesar de los intentos que el mismísimo Juan Domingo Perón hizo, por ejemplo en el Congreso Nacional de la Productividad de 1949, para revertirlas.

Desde el punto de vista de las creencias dominantes, uno de los peores legados del actual turno político es el mensaje de que se puede progresar sin necesidad de esfuerzos individuales y colectivos. Otro es aquella propaganda falaz que afirma la más absoluta desvinculación entre los salarios, la productividad y la inflación.

VII. FINAL

Han transcurrido 80 años desde que en 1930 la Argentina sufriera el primer quiebre de las instituciones de la república alberdiana y se viera forzada a reemplazar un modelo económico y de integración en el mundo, para atender al nuevo escenario creado por la Gran Crisis de ese tiempo y por los conflictos armados que asolaron a la humanidad.

Vivimos, durante ese tiempo, momentos de prosperidad, euforia y esperanzas, a los que invariablemente sucedieron etapas de estancamiento, pobreza y pesimismo.

Aunque a veces nos cueste reconocerlo, las marchas y contramarchas de nuestras políticas tuvieron como punto de referencia los acontecimientos internacionales y la evolución de la economía mundial. Nuestros líderes sucesivos actuaron para absorber esos acontecimientos, para que la economía local se acomodara a las crisis externas, para aprovechar oportunidades o protegernos de acechanzas, cuando no para confrontar con ese mundo.

En los últimos 25 años logramos asentar la democracia y darle la deseada continuidad; no obstante hay en este terreno de las instituciones y de los valores, un enorme camino reformista por recorrer.

En este apasionante período, el mundo experimentó cambios sustantivos e irrevocables. La caída de la ilusión comunista y la aparición de nuevos grandes actores, alteraron los equilibrios precarios de la segunda posguerra.

La llamada globalización (o mundialización) de los intercambios y de los riesgos, el ingreso a los mercados de un gran número de consumidores de alimentos, el incipiente auge de las bioenergías, la preocupación por el medioambiente y el importante mejoramiento de los precios de las materias primas e, incluso la reciente crisis financiera mundial, han modificado drásticamente los escenarios donde nos desenvolvemos loa argentinos y, desde luego, los salteños.

Una modificación de la que emergen amenazas (la de quedar definitivamente atrás en el escalafón que mide el bienestar y la prosperidad de las naciones, es una de ellas), pero también una enorme oportunidad para un país como la Argentina.

Es cierto que por momentos, la ansiedad nos acerca al pesimismo paralizante. Los que la experimentan, pensarán que plantear objetivos con miras a 2016 es hablar del largo plazo (momento en el que según KEYNES, “estaremos todos muertos”).
Sin embargo, creo que 2016 nos abre un horizonte para la reflexión y el diálogo que preceden a la acción constructiva.

Mi presentación de esta noche, de cuyas limitaciones soy plenamente consciente, pretende mostrar las raíces y los límites del modelo económico nacido en 1930. Y pretende también esbozar un camino que, aprovechando las oportunidades globales, nos permita erigir una república próspera y cohesionada.

La riqueza real y potencial de Salta, expresada en sus recursos naturales y humanos y en la reciente trayectoria de la economía agrícola, minera y turística privadas, nos brinda lo necesario para inaugurar un ciclo de prosperidad y estabilidad.

Para traducirlo en hechos que nos permitan, además, superar el subdesarrollo y la pobreza, necesitamos que la Argentina sea (o vuelva a ser) una república federal.

Siendo esto muy importante, no alcanza. Precisamos también que Salta adquiera un peso intelectual y una influencia política que nos conviertan en actores relevantes en las mesas donde se decide el futuro de todos.

Muchas gracias.

VIII. BIBLIOGRAFIA

ALBERDI, Juan B.: “Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina”, Editorial EL ATENEO, España -1913.

BECK, Ulrich: “Qué es la globalización”, Editorial PAIDOS, España – 1998.

BECK, Ulrich: “La mirada cosmopolita, o la guerra es la paz”, Editorial PAIDOS, España – 2005

BELINI, Claudio: “La industria peronista”, Editorial EDHASA, Argentina 2009.

BERTONI, Lilia Ana: “Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas”, Editorial FCE, Argentina 2007

CORTES CONDE, Roberto: “Progreso y declinación de la economía argentina”, Editorial FCE, Argentina - 1998

DE LA DEHESA, Guillermo: “Globalización, desigualdad y pobreza”, Editorial ALIANZA, España – 2003

DEL AGUILA, Rafael: “Crítica de las ideologías”, Editorial TAURUS, España – 2008

DIAZ ALEJANDRO, Carlos F.: “Ensayos sobre la historia económica argentina” Editorial AMORRORTU, Argentina – 1970

FISHMAN, Ted: “China SA”, Editorial DEBATE, España – 2006

HELD, David: “La democracia y el orden global”, Editorial PAIDOS, Argentina - 1997

LOPEZ, Mario Justo: “Nueva historia del FC en la Argentina”, Editorial LUMIERE, Argentina - 2007

MARTINEZ ESTRADA, Ezequiel: “La cabeza de Goliat”, Editorial REVISTA de OCCIDENTE, España – 1970

MARTINEZ, D. y VEGA RUIZ, M. Luz: “La globalización gobernada”, Editorial TECNOS, España - 2001

MENZIES, Gavin: “1421 El año en que China descubrió el mundo”, Editorial DE BOLSILLO, España - 2006

NOVARO, Marcos: “Argentina en el fin de siglo”, Editorial PAIDOS, Argentina – 2009.

PEYREFITTE, Alain: “Milagros económicos”, Editorial A. BELLO, Chile - 1997

RIUS, Xulio: “China, ¿superpotencia del siglo XXI?”, Editorial ICARIA, España – 1997.

STIGLITZ, Joseph E.: “El malestar en la globalización”, Editorial TAURUS, España – 2002.

TAMAMES, Ramón: “El siglo de China”, Editorial PLANETA, España – 2008.

TODOROV, Tzvetan: “El miedo a los bárbaros”, GALAXIA-GUTEMBER, España – 2009.

TODOROV, Tzvetan: “El hombre desplazado”, Editorial TAURUS, España – 2008.

WOLIN, Sheldon S.: “Democracia SA”, Editorial KATZ, España – 2008.

ZAKARIA, Fareed: “El mundo después de USA”, Editorial ESPASA, España – 2009.

























[1] Añade BECK que “El cosmopolitismo sin provincialismo está vacio y el provincialismo sin cosmopolitismo está ciego” y que “La contraposición entre lo nacional y lo transnacional es radicalmente falsa”
[2] DIAZ ALEJADRO duda, con buen criterio, “de que puedan introducirse reformas sociales duraderas mientras se sigan difundiendo nociones incompletas o distorsionadas sobre el pasado. Ideas grotescas acerca de la historia económica de la Argentina han contribuido a suscitar políticas extrañas”.

[3] Dice ALBERDI: “Nuestra revolución abrazó la libertad económica porque ella es manantial de riqueza de las naciones; porque la libertad convenía a las necesidades de la desierta Argentina que debe atraer la población, los capitales y las industrias de las que carece”

[4] “Hacia 1929 la Argentina había llegado a tener reputación mundial como país con un futuro próspero y se suponía que estaba llamada a representar un papel cada día mas importante en los asuntos mundiales” (Carlos DIAZ ALEJANDRO).

[5] “Con la crisis del 30 se inició una época de devaluaciones compensatorias, de barreras comerciales, de creciente aislamiento y de reacciones defensivas que pugnaban por políticas corporativas a favor de intereses sectoriales” (Roberto CORTES CONDE).

[6] Según la Real Academia Española, el adanismo es el hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente. Sobre el punto, Rafael DEL AGUILA “La senda del mal”, Editorial TAURUS, España – 2000.

[7] Algunos autores asignan este papel a Federico Pinedo (abuelo del actual diputado por la ciudad de Buenos Aires del mismo nombre). Otros mencionan a Alejandro Bunge y sus discípulos agrupados en el influyente Instituto que llevó su nombre. En cualquier caso, no resulta atinado atribuir a estos dos pensadores todas las derivaciones que a lo largo de estos 80 años experimentó el modelo nacido en 1930.

[8] “La euforia económica de la inmediata posguerra sobreestimó las capacidades de la economía y postergó proyectos como la producción de acero. A partir de 1949, la escasez de divisas estimuló la idea de que toda industria era necesaria” (BELINI).

[9] Sus pretensiones de girar hacia políticas mas acordes con la realidad local y mundial, se estrellaron contra el híper-nacionalismo (que gustaba de echar pulsos al propio Perón) y contra la simple ineficacia administrativa. Así sucedió con el proceso referido a la producción de acero (SOMISA) y con la idea se sumar al capital extranjero (Ver BELINI). Tal giro resultó, además, condicionado por los temores al impacto negativo que una eventual reconversión económica tendría sobre el empleo, la conflictividad y la adhesión de los trabajadores a la causa peronista.

[10] Para quienes impugnan el carácter “peronista” de las ideas del Presidente MENEM, o han olvidado sus protestas de ortodoxia, resulta oportuno recordar, con NOVARO, que “la clave del éxito de las críticas de MENEM al proteccionismo y al estatitsmo radicó en que fueron percibidas como una puesta en práctica de las enseñanzas de PERON”.

[11] Sectores que pasaron abruptamente del híper-menemismo al híper kirchnerismo.

[12] Estos errores en materia de regulaciones no se verificaron en el sector eléctrico, en donde el gobierno contó con expertos de alto nivel.

[13] El análisis más completo y lúcido de este período es, a mi juicio, el que hace Marcos NOVARO en su libro “Argentina en el fin de siglo”, Editorial Paidós, Buenos aires – 2009.
[14] Dificultades que agravó la vacilante gestión del Gobierno de la Alianza UCR/FREPASO. El Presidente DE LA RUA no pudo convencer a sus aliados del progresismo peronista ni a la UCR de la necesidad de adoptar las medidas que eran consistentes con la convertibilidad o con su suave reformulación.
[15] José ORTEGA y GASSET llamaba a los españoles a luchar menos por la conquista del poder y mas por un proyecto ilusionante de vida en común que pusiera de pié a España.

[16] ZAKARIA, F. página 14. También puede consultarse a Guillermo de la DEHESA “Globalización, desigualdad y pobreza”, Alianza Editorial, Madrid – 2003.
[17] ZAKARIA, F. página 86.

[18] ALBERDI, J. B., página 295.

[19] He abordado este tema en un libro aún inédito: “La decadencia institucional 2001/2009 – Apuntes para la reforma política argentina”. Sobre la implantación de la forma parlamentaria de gobierno en la Argentina, sugiero consultar las ideas que Fernando A. LARÍA expone en su libro “El sistema parlamentario Europeo” (2009).

[20] He tomado la formulación de este punto de los trabajos preliminares que Rodolfo TERRAGNO publica en su Web.

[21] WOLIN, Sheldon “Democracia SA – La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido”, Editorial KATZ, España – 2008.

[22] Dice el Presidente ZAPATERO: “Aspiramos a renovar un modelo económico que ha de ser sostenible en tres dimensiones clave: a) sostenible económicamente a medio y largo plazo: que esté basado en la economía del conocimiento y la innovación, que contribuya a hacer más competitiva nuestra economía, que nos permita enfrentarnos con éxito al fenómeno de la globalización; b) sostenible socialmente: que favorezca el empleo estable, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y que nos ayude a encarar con garantías el reto del envejecimiento de nuestra población; y c) sostenible medioambientalmente: bajo en emisiones, para conjurar las amenazas planteadas por el cambio climático y en una permanente tarea de ahorro energético. Para desarrollar este modelo debemos hacer tres cosas: Primera, crear un entorno que estimule una actividad económica de alto valor añadido, de más productividad y dinamismo. Segunda, reconducir la actividad y el volumen exagerado de nuestro sector inmobiliario. Y, tercera, identificar y potenciar sectores con suficiente capacidad de generación de riqueza y de empleo, sectores que se hayan mantenido fuertes incluso durante la crisis” (Discurso de 12 de mayo de 2009 en el Debate sobre el estado de la Nación).

[23] Discurso citado.
[24] Conviene advertir contra el mal uso que mucho, en nuestro país, hacen del término “política de Estado”, presentando como tal a toda decisión política que adopta una mayoría circunstancial sobre un asunto relevante. Se colocan así a contramano del lenguaje político democrático que introdujo el término “política de Estado” para denominar a determinadas decisiones que se adoptan con la libre participación de las minorías (al menos de las mas representativas) que expresan a los distintos segmentos que conforman una sociedad pluralista.

[25] “Construir una república democrática, parlamentaria y federal, territorialmente cohesionada, con una Administración profesional y eficaz y un Estado del Bienestar que promueva la equidad social, y con una economía capaz de crecer a altas tasas, integrada en el mundo globalizado, y de modo ambientalmente sustentable”.

[26] ALBERDI, Juan B., página 238.

[27] Al estilo de los impuestos especiales a los “superbeneficios” creados en algunos países nórdicos.

[28] Adviértase que esta formulación tiene muy pocos puntos de contacto con una propuesta que, bajo el mismo epígrafe, viene motorizando el señor Gobernador de Salta.

[29] “En el extremo superior izquierdo de la curva se empieza con la idea y el diseño industrial de alto nivel: qué apariencia tendrá el producto y cómo funcionara. Mas abajo en la curva llega el plan de ingeniería detallado. En la base de la U está la fabricación, el ensamblaje y el transporte. Después, ascendiendo por la derecha de la cura, están la distribución, la mercadotecnia, las ventas al por menos, los contratos de servicios y las ventas de piezas y accesorios” (F. ZAKARÏA, página 167)
[30] Mientras que en materia de salud pública es posible constatar ciertos avances relativos, la crisis múltiple que lastra el sistema de las obras sociales sindicales no encuentra solución pese a su agravamiento.

[31] La reciente encuesta oficial sobre calidad educativa (2007) no hace sino confirmar las falacias alrededor de las cuales se mueven (y no desde ahora) el mundo de la educación pública y sus actores principales: gobernantes, sindicatos, docentes, directivos y expertos.

[32] Nuestros rudimentarios servicios sociales no están preparados para hacer frente a nuevos problemas como la drogadicción, la delincuencia juvenil, la violencia familiar, la exclusión social hereditaria, los desarreglos sexuales, la paternidad irresponsable, o los desvíos que conlleva la miseria.

[33] Cualquiera que viva en los pueblos del interior salteño podría dar testimonio de que en estos asuntos reinan la negligencia, el ausentismo municipal y, en muchos casos, la ley de la selva).
[34] A los efectos que aquí interesan (el ordenamiento labora como obstáculo o incentivo a la producción y a las migraciones), la crítica puede trasladarse al vigente Régimen Nacional de Trabajo Agrario (Ley 22.248).

viernes, 16 de octubre de 2009

A la busqueda de un nuevo modelo

(Anoche, en el ciclo de reflexiones sobre un Plan Estratégico para Salta que organiza la Fundacion COPAIPA, tuve oportunidad de charlar con un distinguido grupo de comprovincianos inquietos. Esta es la parte final de mi intervención)


Han transcurrido 80 años desde que en 1930 la Argentina sufriera el primer quiebre de las instituciones de la república alberdiana y se viera forzada a reemplazar un modelo económico y de integración en el mundo, para atender al nuevo escenario creado por la Gran Crisis de ese tiempo y por los conflictos armados que asolaron a la humanidad.

Vivimos, durante ese tiempo, momentos de prosperidad, euforia y esperanzas, a los que invariablemente sucedieron etapas de estancamiento, pobreza y pesimismo.

Aunque a veces nos cueste reconocerlo, las marchas y contramarchas de nuestras políticas tuvieron como punto de referencia los acontecimientos internacionales y la evolución de la economía mundial. Nuestros líderes sucesivos actuaron para absorber esos acontecimientos, para que la economía local se acomodara a las crisis externas, para aprovechar oportunidades o protegernos de acechanzas, cuando no para confrontar con ese mundo.

En los últimos 25 años logramos asentar la democracia y darle la deseada continuidad; no obstante hay en este terreno de las instituciones y de los valores, un enorme camino reformista por recorrer.

En este apasionante período, el mundo experimentó cambios sustantivos e irrevocables. La caída de la ilusión comunista y la aparición de nuevos grandes actores, alteraron los equilibrios precarios de la segunda posguerra.

La llamada globalización (o mundialización) de los intercambios y de los riesgos, el ingreso a los mercados de un gran número de consumidores de alimentos, el incipiente auge de las bioenergías, la preocupación por el medioambiente y el importante mejoramiento de los precios de las materias primas e, incluso la reciente crisis financiera mundial, han modificado drásticamente los escenarios donde nos desenvolvemos loa argentinos y, desde luego, los salteños.

Una modificación de la que emergen amenazas (la de quedar definitivamente atrás en el escalafón que mide el bienestar y la prosperidad de las naciones, es una de ellas), pero también una enorme oportunidad para un país como la Argentina.

Es cierto que por momentos, la ansiedad nos acerca al pesimismo paralizante. Los que la experimentan, pensarán que plantear objetivos con miras a 2016 es hablar del largo plazo (momento en el que según KEYNES, “estaremos todos muertos”).

Sin embargo, creo que 2016 nos abre un horizonte para la reflexión y el diálogo que preceden a la acción constructiva.

Mi presentación de esta noche, de cuyas limitaciones soy plenamente consciente, pretende mostrar las raíces y los límites del modelo económico nacido en 1930. Y pretende también esbozar un camino que, aprovechando las oportunidades globales, nos permita erigir una república próspera y cohesionada.

La riqueza real y potencial de Salta, expresada en sus recursos naturales y humanos y en la reciente trayectoria de la economía agrícola, minera y turística privadas, nos brinda lo necesario para inaugurar un ciclo de prosperidad y estabilidad.

Para traducirlo en hechos que nos permitan, además, superar el subdesarrollo y la pobreza, necesitamos que la Argentina sea (o vuelva a ser) una república federal.

Siendo esto muy importante, no alcanza. Precisamos también que Salta adquiera un peso intelectual y una influencia política que nos conviertan en actores relevantes en las mesas donde se decide el futuro de todos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Julio Bárbaro y su juicio a los años 70

Julio Bárbaro es, además de un distinguido amigo, un peronista singular. Por lo pronto, se licenció en Ciencias Políticas, rehúye de la obsecuencia, piensa y escribe. Lo que no es poco.

Pertenecemos a una misma generación y en los años sesenta compartimos ilusiones, posicionamientos y desencantos. Después, nuestros caminos se bifurcaron, sin afectar una amistad que conservamos pese a las distancias.

Pues bien, Julio Bárbaro acaba de publicar “Juicio a los Setenta”, un libro donde repasa su trayectoria y reconstruye acontecimientos de nuestra historia de los últimos 40 años, aportando consideraciones que entiendo de interés.

Por haberlas vivido intensamente rescato las referencias a la Mesa del Trasvasamiento Generacional, que agrupó a los jóvenes que rechazábamos la violencia y poníamos énfasis en la lealtad a Perón.

Confluimos allí jóvenes de cuna peronista, y jóvenes devenidos peronistas ante el estupor de sus padres gorilas. Unos proveníamos de la izquierda reformista laica, otros del cristianismo universitario.

Quiero detenerme en un aspecto aparentemente menor de esta diferencia ideológica. Mientras los reformistas vivíamos, de una u otra forma, la experiencia de la liberalización de las costumbres amatorias y de la revolución femenina, nuestros compañeros cristianos sufrían las restricciones de la estricta moral de la Iglesia.

En su libro, Julio Bárbaro relata las tribulaciones de los jóvenes cristiano-peronistas abrumados por el dogma de la castidad, y seguramente exagera al decir que varios de ellos (se refiere a algunos de sus amigos montoneros) estaban dispuestos a matar antes de animarse a acostarse con la novia.

Sin duda, mis discrepancias con las ideas de Julio Bárbaro son mas que las coincidencias, pero ello no me priva de reconocer la valentía de algunos de sus juicios ni de saludar la aparición de su libro.

(Par FM Aries)

domingo, 11 de octubre de 2009

Salta ante el Bicentenario: Fortalezas

He aquí algunas de nuestras fortalezas.

•Talentos vivos
•Antecedentes cosmopolitas y rebeldes
•Recursos naturales
•Paz social
•Deseos de progreso
•Conectividad incipiente
•Curiosidad
•Empresariado agropecuario
•Valores familiares
•Salteños en el exterior
•Vocación federalista
•Asociacionismo incipiente

Salta ante el Bicentenario: Debilidades

¿Cuáles son, a mi entender, las principales debilidades de Salta (su economía y su sociedad) de cara a los próximos Bicentenarios? He aquí una docena de ellos.

•La educación
•Los centralismos
•Políticas sociales
•Regulaciones e incentivos
•Infraestructuras
•Talentos desalentados o rutinizados
•Desordenes sexuales
•Acceso a la información pública
•Estadísticas
•Amateurismo
•Manejo del tiempo
•Cultura social, política y económica

miércoles, 7 de octubre de 2009

La huelga del subte de Buenos Aires

El movimiento que encabezan los delegados sindicales en la empresa METROVIAS (prestadora del servicio de subterráneos en Buenos Aires) lleva adelante una importante batalla en defensa de la libertad sindical.

Sus reclamos contra el Ministerio de Trabajo de la Nación que, contraviniendo garantías constitucionales y cediendo a las presiones de la CGT oficialista, se niega a inscribir a un nuevo sindicato de empresa son justos y legítimos.

Como justo y legítimo es el ejercicio del derecho de huelga para obtener el reconocimiento que reclaman.

Sin embargo, el modo de ejercer este derecho (sin preaviso suficiente, sin garantizar servicios mínimos y en horarios de máxima frecuencia de pasajeros) merece ser objetado desde los principios que regulan su ejercicio dentro de las democracias modernas.

martes, 6 de octubre de 2009

¿Es progresista el Gobernador Urtubey?

La semana pasada, el 1 de octubre de 2009, en el programa “Cara a Cara” que dirige el periodista Mario Ernesto Peña y se emite por un canal salteño, manifesté mi incredulidad acerca del presunto progresismo del Gobernador de la Provincia de Salta, el doctor Juan Manuel Urtubey.

Mi línea argumental se desenvolvió alrededor de tres ejes:

1) El Gobernador no ha dado ni siquiera un paso para reformar las vigentes reglas político-institucionales que hacen de Salta un espacio poco republicano. Su vocación por el voto electrónico es, en realidad, una suerte de engaña pichanga.

2) Las políticas sociales que ejecuta su gobierno “cristalizan” la pobreza y están al servicio de las malas prácticas que buscan convertir las ayudas sociales en votos y lealtades.

3) El Gobernador, siguiendo también en esto al matrimonio Kirchner, desprecia el diálogo político, ningunea a sus adversarios e interpreta los recientes resultados electorales (“de 30 diputados yo saqué 27 y el señor Romero 3”) según criterios alejados de la esencia de la democracia moderna.

Abundando en esta línea, deslicé que su presunto progresismo resultaba desmentido, además, por el hecho de haber contratado, obviamente con fondos de la Provincia y sin concurso alguno, a expertos vinculados al Opus Dei.

Esta mañana, un buen amigo me preguntó en qué me había basado para afirmar esto, pidiéndome amablemente más precisiones.

El asunto está muy claro.

Hacia el mes de junio, el doctor Urtubey hizo público el contrato por el cual la Universidad Austral sería la encargada de elaborar un Plan de Desarrollo Estratégico para la Provincia de Salta. Aprovechó el anuncio para aportar dos exageraciones: Que Salta era la primera provincia en avanzar en este empeño planificador, y que este contrato sería su mayor legado como Gobernador de los salteños.

Los vínculos entre la Universidad Austral y la Obra que se inspira en las enseñanzas de Monseñor Javier Escrivá de Balaguer son públicos, como surge del documento de bienvenida de su página Web.

No pretendo para nada calificar o descalificar a esta Universidad, ni afirmar que por razones ideológicas está inhabilitada para ser contratada por el Estado a los fines como este que comento.

Simplemente quise poner de relieve que nuestro Gobernador no tiene un pelo de progresista.

lunes, 5 de octubre de 2009

Genealogía montonera


Aunque muchos jóvenes no lo crean así, los sucesos de la terrible década de los setenta siguen influyendo en nuestro presente. Pese a lo esporádicos esfuerzos de algunos y merced al empecinamiento de otros, no logramos saber con el detalle necesario qué sucedió en aquellos años y cuáles fueron sus causas profundas.

Tampoco hemos podido, y han pasado casi 40 años, solventar las responsabilidades por los crímenes ocurridos y asentar una paz duradera entre víctimas y victimarios.

No obstante, mucho es lo que se ha escrito y se escribe por historiadores y actores de la Argentina setentista. Existen investigaciones más o menos independientes, y también memorias nostálgicas y encendidos alegatos de protagonistas que intentan obtener la benevolencia de la historia.

Esta breve introducción sirve para presentar dos obras que estimo de interés. La primera es la revista “Repensar” que relata la visión y proyección de la experiencia montonera. La segunda, es el libro de Julio Bárbaro, “Juicio a los 70”, al que me referiré el próximo lunes.

Montoneros fue, como se sabe, una organización político-militar, célebre por haber asesinado al general Eugenio Aramburu y por la feroz violencia que sobre ella desataron las Fuerzas Armadas.

Pues bien, “Repensar” muestra una faceta, diríase que intelectual, del señor Firmenich, antiguo numero uno de Montoneros, cuyas reflexiones aparecen, a mi entender, influidas por sus recientes estudios de economía y lastradas por antiguos dogmas ideológicos.

Pero lo que llamó mi atención, fue la pretensión de los Montoneros setentistas de proclamarse hijos simbólicos de los caudillos del siglo XIX, a través de una curiosa serie de caricaturas intencionadas que adorna la página central de la revista.

Entre otras filiaciones imaginarias sobresalen la de Norma Arrostito (a la que se pretende hija de Juana Azurduy) y la de Carlos Pereyra Rossi (que aparece en brazos de, nada menos, Martín Miguel de Guemes, su padre conjetural, según la iconografía montonera).

Una idea que, además de disparatada, bien podría incomodar a muchos salteños.

(Para FM Aries)

lunes, 28 de septiembre de 2009

Lomas de Zamora muy lejos de Moncloa

Nuestra cultura política media y los liderazgos existentes están, lamentablemente, muy lejos de hacer posibles acuerdos similares a los españoles Pactos de la Moncloa.

Para avanzar en la dirección del consenso debería antes verificarse un giro en las opiniones dominantes, muy centradas todavía en la confrontación, en las querellas y en la voluntad de aplastar a quién piensa diferente.

Aún así, es posible imaginar que cuando la oposición coordine sus esfuerzos, se exprese a través de un programa mínimo y armonice las demandas sectoriales, estará en condiciones de forzar al Gobierno a sentarse en una mesa de diálogo efectivo.

En ese momento, la definición de un nuevo modelo de producción (con eje en la agroindustria, la productividad, la equidad social y la reinserción de la Argentina en el mundo), tanto como la construcción de un Estado efectivamente federal, con un Poder Judicial independiente, y donde la libertad de expresión esté garantizada, serán contenido inexcusable de unos Pactos Criollos.

Uno de los líderes que motoriza esta versión local de los acuerdos españoles es el ex Presidente Duhalde. Pero sus declaraciones, vacías de contenido, aluden solamente a un acuerdo entre fuerzas opositoras del que quedaría excluido el Gobierno Kirchner. Estaríamos, entonces, ante una redición del método perverso que utilizó Duhalde para derrocar al Presidente de la Rua en 2001.

Nada más lejano de los “Pactos de la Moncloa” que este tipo de maniobras de miras estrechas que, como sucedió en diciembre de 2001, sirven para alterar los circuitos democráticos en beneficio de la Provincia de Buenos Aires, de los industriales que viven de las devaluaciones y del proteccionismo y de las corporaciones que desean cambiar gobernantes sin pasar por las urnas.

Vale decir, en perjuicio del federalismo, de los trabajadores, de los jubilados, de nuestra democracia y de nuestro futuro.

(Para FM Arires)